Como siempre,
el agua acaba derribando el muro.
Aquellas grietas que un día aparecieron,
allí quedaron.
A veces ocultas,
otras a flor de piel,
pero siempre conmigo.
Sentir que me desgarrabas,
hasta despojar mi ser.
A tu negrura y a ti nunca quise ver.
Con el tiempo perecí sobre mi propia piel.