miércoles, 13 de marzo de 2013

El arte, mi arte.

El arte es ese vértigo que mantiene nuestra escucha innata sobre el abismo. Escucha innata inherente a la persona desde que nacemos, todos por igual. La escucha que nos conecta con nuestro ser esencial, en cualquier momento de nuestra vida y cualesquiera que sean las circunstancias personales.
El arte es la paradoja que une contrarios: unifica a la especie humana precisamente porque plasma individualidades únicas, sin etiquetas sociales como la edad o el estatus.
El arte el punto de inflexión donde la humanidad puede encontrar la puerta tan invisible como real para la evolución y equilibrio de la especie.  Simplemente porque la escucha en el arte nos hace estar ahí, en el difícil equilibrio entre el exterior y el interior, equilibrio entre la calma de la escucha y el motor de la urgencia evolutiva, conectados a nuestro origen y a nuestro destino.