jueves, 22 de mayo de 2014

La soledad no viene sola

Una mirada,
algo que brilla así de triste,
entre mis ojos y los tuyos.
Cien mil millas nos repelen,
una frontera de palabras no dichas,
resbalan las miradas bajo un manto de amargura.
Maldita ambigüedad que me destruye,
malditos diez centímetros de silencio,
entre tus manos y mis manos.
Si quieres me voy, me olvido,
me alejo y no regreso.


Desgarrándome

Sopla el viento de arena,
en tu cuerpo naufragando voy,
por espacios desconocidos,
hacia un destino incierto.
En el sendero de los besos,
sin lacras ni cerraduras,
abro la puerta de mi interior.
Hilos de luz empapados en dudas,
abrazan al miedo y al dolor,
áspera capa que inunda mi corazón.


Mi vida ya no es mía

Muero lentamente,
enterrada bajo la escarcha de mi tristeza,
la soledad me aleja.
Solo abrazo a la lluvia,
esa que surca mis mejillas, 
tapo y escondo la herida,
así mi corazón alivia.
Perdida en la negrura de mi ser,
como un triste reflejo de luna,
como un rayo de sol diluido.
solo quiero irme, dejarme, borrarme,
poner fin a este cuento, 
aun sabiendo lo que siento.