viernes, 28 de marzo de 2014

Bajo la tenue luz de una farola
escribo lo que mi corazón no perdona.
Lo que mi voz susurra y añora,
lo que mis labios callan y aprisionan.
¿No será la espuma de tu ola?
La que me empapó en días de inmensa soledad.

La tristeza invadió mi ser,
desde ese día algo murió.

Con el vacío de tu ausencia,
el frío me quema y siento impotencia.
Aun aquí te espero,
sentada y desolada.
Aun así te siento,
cuando el viento azota mi cara
y me recuerda que la vida no acaba...

La pausa del silencio

Y aunque la luz se apague y esa voz no calle,
aunque esos ojos rojos, brillen, vengan y me traguen,
aunque enloquezca sola,
aunque lo rompa todo,
aunque me despierte sangrando entre arena y escombros,
aunque la noche esté cerrada y yo ya no crea en nada,
por mucho que la traición duela,
da la puñalada.
No existirá rendición,
mi ejército soy solo yo.