Quizá fueron mis cansados pasos,
tal vez el vago reflejo de tu ausencia,
la incertidumbre o la simple tristeza.
Solo esperaba el fresco aliento de un nuevo amanecer,
pero tal vez, así no fue.
Mi ensangrentado ser,
había vuelto a fenecer, a caer,
a precipitarse hasta lo más hondo del infierno del que no volver.
Sin saberlo, mis pies encontraban camino limpio,
cada vez más rígido.
Mi mirar, poco a poco más nítido.
Sin poderlo desvelar,
desechando al vacío
pedazos de soledad,
quizá dirigiéndome a la felicidad.
Largo camino, deseado destino.
Sonrío, pero aún así me desvivo.
En mi perdura el vacío
y requiebros de un invierno viejo,
que enterró en mi mas a dentro sentimientos,
que hoy ya podrían haber muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario