sábado, 22 de agosto de 2015

Suave

Entrelazadas mi alma y tu mirada,
mi mano en tu espalda,
tu belleza sonrojada,
sobre el abismo me hallaba.
En un mar de dudas que me consumía,
me destruía y me aniquilaba,
la poca esperanza que me quedaba,
por ti la apostaba.
Me miré,
te encontré.
Con mi lucha constante,
fuiste mi único tripulante,
en este viejo velero que a punto esta de encallarse.